La Hipótesis del Simio Acuático (AAH) es una teoría especulativa sobre la evolución humana, que sugiere que una etapa de la ascendencia humana implicó una adaptación a un estilo de vida semiacuático o acuático. Esta hipótesis fue popularizada principalmente por Elaine Morgan, una escritora galesa, en varios libros a partir de la década de 1970. Los argumentos clave de la AAH se basan en ciertas características anatómicas de los humanos que son atípicas de los mamíferos terrestres pero comunes en los acuáticos. Estas características incluyen:
1. Bipedalismo: la hipótesis postula que vadear en el agua condujo a la locomoción bípeda, ya que moverse sobre dos piernas es más eficiente en aguas poco profundas. Esto contrasta con la visión tradicional de que el bipedismo evolucionó para vivir en la sabana.
2. Grasa subcutánea: Los humanos tenemos una capa de grasa subcutánea, similar a la de los mamíferos marinos, que no se encuentra en otros primates. Los defensores de la AAH argumentan que esta capa de grasa evolucionó para aislar el agua.
3. Pérdida del vello corporal: La AAH sugiere que los humanos perdieron el vello corporal para poder nadar, al igual que otros mamíferos acuáticos. Esto contrasta con la visión convencional de que la caída del cabello era una adaptación a la regulación del calor en ambientes de sabana.
4. Conformación nasal: La forma de la nariz humana, que ayuda a evitar que el agua entre en los pulmones, también se cita como evidencia de un pasado acuático.
5. Control voluntario de la respiración: Los humanos, a diferencia de la mayoría de los animales terrestres, tienen control voluntario sobre la respiración, un rasgo compartido con los mamíferos acuáticos, que es necesario para hablar pero también beneficioso para bucear y nadar.
6. Ácidos grasos omega-3 y omega-6: la importancia de estos ácidos grasos, que abundan en las fuentes de alimentos acuáticos, en el desarrollo del cerebro humano también se utiliza para respaldar la hipótesis.
7. Laringe descendente: La laringe descendente en los humanos, inusual entre los primates, es similar a la de los mamíferos acuáticos y se propone que se desarrolló para retener aire durante el buceo.
A pesar de estos argumentos, la hipótesis de los simios acuáticos no es ampliamente aceptada en la comunidad científica. Los antropólogos y biólogos evolucionistas convencionales a menudo lo critican por carecer de evidencia empírica y por ser inconsistente con el registro fósil. Argumentan que la mayoría de las características anatómicas citadas por la hipótesis pueden explicarse a través de otras presiones evolutivas, como cambios ambientales o adaptaciones sociales.
Además, la hipótesis no se alinea bien con la línea de tiempo conocida de la evolución humana, que está bien documentada a través de un sólido registro fósil. Si bien la hipótesis plantea preguntas interesantes sobre ciertos rasgos humanos, sigue siendo una teoría marginal debido a su naturaleza especulativa y a la falta de evidencia sustancial que la respalde.