La refracción es la curvatura de la luz al pasar de una sustancia transparente a otra, debido al cambio en su velocidad. Cuando la luz del sol ingresa a la atmósfera terrestre, encuentra diferentes capas de aire con diferentes densidades. Esto hace que la luz cambie ligeramente su dirección, lo que provoca fenómenos como el aparente cambio de posición del Sol durante el amanecer y el atardecer. La refracción también juega un papel en la creación de ilusiones ópticas, como espejismos, donde los objetos distantes parecen desplazados de su posición real debido a la curvatura de la luz a través de diferentes densidades de aire.
Reflejo de la luz del sol
La reflexión es el rebote de la luz cuando encuentra una superficie. Cuando la luz del sol llega a una superficie, como agua, vidrio o un material similar a un espejo, una parte de la luz se refleja. Esta luz reflejada nos permite ver los objetos y el mundo que nos rodea. El ángulo con el que la luz incide en una superficie (ángulo de incidencia) es igual al ángulo con el que rebota (ángulo de reflexión), siguiendo la ley de la reflexión. La suavidad de la superficie también afecta la calidad de la reflexión. En el caso de un espejo, la superficie está muy pulida, lo que da como resultado un reflejo claro y coherente.
Tanto la refracción como la reflexión son fenómenos naturales cruciales que contribuyen a nuestra percepción del mundo y tienen aplicaciones prácticas en diversos campos, incluidos la óptica, la astronomía y la fotografía.