Permafrost, un término que podría parecer sacado de una película de ciencia ficción, es en realidad una parte muy real y crucial del ecosistema de nuestro planeta. Imagínese un suelo tan frío que ha estado congelado durante al menos dos años consecutivos. ¡Eso es permafrost para ti! Es como el congelador de la naturaleza, escondido principalmente en el hemisferio norte, en lugares como Siberia, Alaska y Canadá.

Descubrimiento

Ahora, viajemos un poco en el tiempo hasta cuando se descubrió por primera vez el permafrost. Imagínese esto: estamos en el siglo XIX y los científicos están explorando las frías regiones de Siberia. Notan algo extraño en el suelo: ¡está congelado, incluso en verano! Este fue el primer indicio de la existencia del permafrost. Pero no fue hasta el siglo XX que el permafrost realmente obtuvo la atención que merecía. Los investigadores empezaron a darse cuenta de que no se trataba sólo de un trozo de suelo congelado; ¡Era una vasta capa helada que cubría una cuarta parte de la tierra del hemisferio norte!

Cambio climático y permafrost

Un avance rápido hasta el día de hoy, y el permafrost se ha convertido en un tema candente, literalmente. ¿Por qué? Porque se está derritiendo y eso no es una buena noticia. Verá, el permafrost es como una unidad de almacenamiento gigante de carbono. Durante miles de años, plantas y animales quedaron atrapados en este suelo helado y sus restos se convirtieron en una enorme reserva de carbono. Ahora, con el planeta calentándose, este congelador se está descongelando y todo el carbono almacenado se está convirtiendo en gases de efecto invernadero como dióxido de carbono y metano.

Los riesgos del derretimiento del permafrost son como un efecto dominó. Primero, libera estos gases de efecto invernadero, que luego aceleran el calentamiento global. Es como un círculo vicioso. ¡Pero espera hay mas! El derretimiento del permafrost también puede afectar la infraestructura. Imagínese edificios, carreteras y tuberías construidas sobre lo que alguna vez fue tierra firme y que ahora se está convirtiendo en un desastre tambaleante e inestable. Es como construir una casa sobre un cubo de hielo derritiéndose.

Enfermedades zombis

Y aquí hay un giro de la trama: los científicos han encontrado virus y bacterias antiguos en el permafrost. Estos microbios "zombis" se han estado enfriando (literalmente) durante miles de años. Con el deshielo existe el riesgo de que despierten y podamos enfrentar enfermedades para las que no estamos preparados. Es como abrir la caja de Pandora de patógenos antiguos.

Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto? Bueno, es una situación complicada. Ralentizar el deshielo del permafrost significa abordar frontalmente el calentamiento global. Se trata de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, cambiar a energías renovables y tal vez incluso algo de geoingeniería para mantener la temperatura de nuestro planeta bajo control. Es un desafío global y necesita una respuesta global.

En pocas palabras, el permafrost es como un gigante dormido al que hemos tocado sin querer. Su descubrimiento nos abrió los ojos a un aspecto completamente nuevo del sistema climático de la Tierra. Pero ahora, a medida que despierta y se derrite, trae consigo una cascada de riesgos que debemos abordar. Es un recordatorio de que todo en nuestro planeta está conectado y que lo que sucede en los rincones helados del mundo puede tener un efecto dominó en todo el mundo.
Roger Sarkis
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